Motricidad fina

Enganchar, atar, colorear y recortar: muchos soportes para entrenar, estimular y recuperar la motricidad fina.
La motricidad fina es una actividad que consiste en movimientos pequeños y precisos de las manos, las muñecas y los dedos, que permite a los niños, adultos y personas mayores mantener entrenada la coordinación, la concentración y el dominio de los movimientos del cuerpo. Los ejercicios de coordinación óculo-manual son fundamentales para estimular los sentidos de la vista y el tacto, para estimular la atención sostenida y focalizada, para estimular (en personas mayores o niños con discapacidades motoras) los movimientos del brazo y el torso.
Las habilidades motoras finas están influenciadas por otras habilidades, como la propiocepción, que corresponde a la conciencia de la posición de las partes del cuerpo en el espacio físico, y la integración visomotora, que corresponde a la representación mental de un objeto observado que posteriormente se reproduce con una representación gráfica.
A través de la motricidad fina, los niños, los adultos y las personas mayores pueden ser autónomos en muchas actividades, como las relacionadas con la capacidad de vestirse, abrocharse botones, abrir o cerrar una cremallera, atarse los zapatos y comer. Igualmente importantes son las actividades de ocio en las que se pueden entrenar las habilidades finas junto con las habilidades sociales, como los juegos cooperativos, los rompecabezas, las actividades manipulativas y creativas.
En esta sección podréis elegir los recursos adecuados para la rehabilitación o la consolidación de la autonomía relacionada con las habilidades motoras finas.

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